La Filosofía Perenne: La autoayuda
ancestral
"La Filosofía Perenne es el Big
Bang de las religiones y de los movimientos espirituales. Ella está dispuesta
para ti como un libro abierto para ayudarte."
CAPÍTULO 1
La Filosofía Perenne, el máximo
factor común
¿Qué es la
Filosofía Perenne? Es muy importante que tengamos claro el concepto para poder
entender la razón por la cual su significado es tan vasto, trascendental e
imprescindible para alcanzar una paz robusta, una expansión de nuestra
conciencia, un gran desenvolvimiento espiritual y la contemplación de la
Realidad Noumenal Divina, máximo propósito de la vida del ser humano. En el
libro La Filosofía Perenne (LFP) de Aldous Huxley, en la página 6, podemos
encontrar su definición: “Pueden hallarse rudimentos de la Filosofía Perenne en
las tradiciones de los pueblos primitivos en todas las regiones del mundo, y en
sus formas plenamente desarrolladas tiene su lugar en cada una de las
religiones superiores. Una versión de este Máximo
Factor Común en todas las precedentes y subsiguientes teologías fue por
primera vez escrita hace más de veinticinco siglos, y desde entonces el
inagotable tema ha sido tratado una y otra vez desde el punto de vista de cada
una de las tradiciones religiosas y en todos los principales idiomas de Asia y
Europa”. Es decir, la doctrina de la Filosofía Perenne consiste
en un sincretismo que aglutina los elementos virtuosos,
esotéricos y trascendentales de todas las religiones monoteístas y de todos los
movimientos de pensamiento espiritual derivados o no de ellas. Entre dichos
movimientos podemos mencionar algunos de los más conocidos: masones,
rosacruces, teosóficos, herméticos, Cafh, un Curso de Milagros, Nueva
Acrópolis, Eckankar, etc., pero hay muchos más, y todos tienen relevancia.
Para
efectos pedagógicos, la comprensión de la Filosofía Perenne puede realizarse
utilizando frases célebres de grandes
filósofos místicos.
Ejemplo de una
frase célebre representativa de la Filosofía Perenne: “Mi yo es Dios, y no
reconozco otro yo que mi Dios mismo”
Santa Catalina de Genova
Explicando dicha
frase de una manera occidental, puntual y concisa, empecemos por decir que el
“yo”, en primera instancia, se refiere al yo egoísta, es decir, el yo personal,
el yo calculador, el yo amante de los deleites y de los apegos, el yo
dependiente de los deseos y pasiones para encontrarle sentido a su vida. Este
yo egoísta es el yo inferior, el yo separante que nos aparta de Dios y en
consecuencia, nos provoca el sufrimiento. Al decir “mi yo es Dios” significa
que nuestro ser interior debe purgarse de ese yo egoísta hasta quedar
totalmente libre de él, para que así pueda llenarse de la Voluntad Trascendente
e Inmanente de Dios, de tal forma que el ensimismado yo que en un principio
gobernaba nuestro ser interior, es expulsado y sustituido por el “espiritual
no-yo”, es decir, por nuestra voluntad clarificada y espiritual, por el
desprendimiento, por el “abandonarse en Dios”, por el someterse apasionadamente
a su voluntad, por el amor a la abnegación (el sacrificio de la voluntad
obstinada, egocéntrica).
El espiritual
no-yo o divino y eterno no-yo, también puede definirse brillantemente,
utilizando la siguiente frase de Jorge Livraga, el fundador de la Asociación
Cultural Nueva Acrópolis: “la mente pura e inegoísta, al servicio de la
humanidad, despreciando los impulsos egoístas”.
Podemos
considerar dos principios fundamentales
de la Filosofía Perenne. El primero de ellos enuncia lo siguiente: Todos los entes y bienes
materiales-personales que te rodean (inclusive el yo inferior de tus seres
amados y de tus congéneres) son efímeros, transitorios, impermanentes, mutables
y corruptibles, pertenecen al mundo de ilusión e ignorancia, no son más que
espejismos.
(El ser humano carente de una educación espiritual basada en la Filosofía Perenne, ignora o evade el hecho de que el mundo que perciben sus sentidos es totalmente ilusorio y poco menos que un espejismo).
(El ser humano carente de una educación espiritual basada en la Filosofía Perenne, ignora o evade el hecho de que el mundo que perciben sus sentidos es totalmente ilusorio y poco menos que un espejismo).
A continuación veremos los argumentos para
demostrar que el mundo material es ilusorio y semejante a un espejismo:
Argumento
No.1 La
virtual inexistencia de los entes (seres humanos y demás elementos del
mundo material) desde el punto de vista temporal y espacial:
Las
observaciones astronómicas indican que el universo tiene una edad de 13 700 ±
200 millones de años, es decir, entre 13 mil 500 y 13 mil 900 millones de años.
Fuente: http://astronomia.net/cosmologia/FAQ10.htm,
y por lo menos 93 mil millones de años luz de extensión. Fuente https://www.fayerwayer.com/2011/02/el-cosmos-seria-250-veces-mas-grande-que-el-universo-visible/
Dicha magnitud equivale a la distancia que un objeto recorrería viajando a 300 mil kilómetros por segundo durante 93 mil
millones de años (93.000.000.000 años luz * 299.792km/s * 3600 s/h * 24h/d *
365d/a= 879.244.367.600.000.000.000.000km = 879 mil 244 trillones de
kilómetros. Es decir, 879 mil 244 millones de millones de millones de
kilómetros).
La Vía Láctea
contiene aproximadamente 200 mil millones de estrellas. En el universo hay
aproximadamente 200 mil millones de galaxias, y hay aproximadamente 40 mil
millones de billones de estrellas (un 4 seguido de 22 ceros). Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=DMgbXy_mCDM
En el
universo hay más estrellas que granos de arena en la Tierra. La Tierra es un
grano de arena del inconcebible universo, que contiene a su vez millones y
trillones de granos de arena (estrellas). Fuente: http://www.ecoosfera.com/2014/07/hay-mas-granos-de-arena-en-la-tierra-o-estrellas-en-el-universo-y-por-que-es-importante-preguntarlo/
La estrella
R136a1 (la más grande del Universo hasta ahora conocida) tuvo una masa de 320
soles en el momento de su formación. Tiene un diámetro de casi 50 millones de
kilómetros, en su interior cabrían casi 30.000 soles. Si en el Sol caben
1.303.718.00 Tierras, en la estrella R136a1 cabrían 39.111.540.00 Tierras. Con
ese cálculo podremos hacernos una idea de lo que somos al lado de la estrella
más grande del Universo encontrada hasta ahora. Fuente: https://roskiencia.wordpress.com/2012/10/16/somos-tan-insignificantes-en-el-universo-como-especiales-nos-creemos-2/
Considerando los
anteriores datos, cabe preguntarnos lo siguiente: ¿Qué son 80 años de vida de
una persona o qué representan los 200 mil años que tiene de existir la especie
homo sapiens (https://mihistoriauniversal.com/prehistoria/homo-sapiens/)
comparados con los 13 mil 700 millones de años que tiene de existir el
universo? Prácticamente nada. En términos de temporalidad son virtualmente
inexistentes.
¿Y qué
representa el planeta Tierra con sus 40 mil kilómetros de circunferencia, los 7
mil millones de seres humanos que la habitan y todas las cosas creadas por la
civilización (los portaviones y submarinos atómicos, los edificios de más de
100 pisos, los puentes de varios kilómetros de longitud, las gigantescas
metrópolis, los aviones para transportar más de 500 pasajeros, las fábricas donde se construyen dichas
naves, los mega puertos de contenedores, los mega aeropuertos, etc.) comparados
con los 93 mil millones de años luz de extensión del universo conocido que
equivalen a 879 mil 244 millones de millones de millones de kilómetros, más los 200 mil millones de galaxias y los 40 mil
millones de billones de estrellas? Prácticamente nada. En términos de
espacialidad, son virtualmente
inexistentes.
En
síntesis, la especie humana y la civilización son virtualmente inexistentes o
prácticamente la nada. De esta manera, queda demostrada la virtual inexistencia de los entes
(seres humanos y demás elementos del mundo material) desde el punto de vista
temporal y espacial (que recordemos, constituye el primer argumento del primer
principio fundamental de la Filosofía Perenne).